12 de marzo, 2018

Las principales redes sociales que no lograron sobrevivir

Hacerle frente a TikTok, Instagram, YouTube, Facebook y Twitter es muy difícil. Sin embargo, durante la última década ha habido muchos intentos de ofrecer algo distinto o mejor, y es habitual ver como llegan nuevas redes sociales cada año. Por ejemplo en 2020 están empezando a asomar algunas como Bumble, Caffeine (Apoyada por FOX), Facecast o Nextdoor

Estos nuevos intentos llevan algún tiempo intentando hacerse notar, pero muchas otras han caído en el intento, dejando grandes proyectos e inversiones por el camino. En este artículo vamos a contarte cuales han sido algunas de las más prometedoras y los motivos de sus caídas.

El proyecto fallido de Google: Google Plus

 

Hace apenas un año que cerró Google Plus y eso que se intentó todo para que funcionase. Nació en 2011 y se esperaba que desbancara a Facebook según los más optimistas. Contaba con el músculo de Google y su poder de influencia. Tras haber visto el éxito al hacerse con YouTube, muchos esperaban que repitiera la historia.

No fue así. Los usuarios nunca dieron su aprobación. Lo intentaron todo, pero no fueron capaces. El estilo demasiado vacío de la red social y sus similitudes con sus competidores nunca ayudaron. Google, eso sí, forzó a las marcas a usar su plataforma sí o sí.

Ese es el recuerdo que nos queda de Google Plus, cuando la compañía del buscador ofreció mejor SEO a quienes usaran su plataforma y fueran activos en la red social. Ni por esas se popularizó.

En 2019, llegó el cierre definitivo, inicialmente planteado para agosto y que sin embargo se adelantó a abril. El motivo que se alegó fue un tremendo fallo de seguridad que afectó a casi cincuenta y cinco millones de cuentas, algo que la compañía californiana no podía ni tolerar ni asumir. De este modo y en vistas a la escasa popularidad obtenida desde su nacimiento, se entendió que lo mejor era focalizar sus esfuerzos en otros proyectos.

 

Vine, la red con el mayor crecimiento que cerró en un suspiro

En el año 2013, Vine crecía más rápido que Whatsapp, Facebook o Instagram. Su innovadora propuesta de compartir videos de pocos segundos causó furor y rápidamente se pobló de influencers, campañas de empresas y distintos tipos de eventos publicitarios. Su muerte fue precisamente la migración de estos a YouTube, Snapchat o al mismo Instagram que fueron evolucionando y arrastró a sus seguidores.  Hubo un intento de resurgimiento a través de Twitter, pero no funcionó. En 2016, apenas tres años de su pico de crecimiento, Vine se cerró de manera definitiva.

 

Las alternativas libres a Twitter

 

En los primeros años de la segunda década del siglo XXI, saltó a la palestra una nueva red social bajo el poco original nombre de Quitter. Se presentó como una alternativa real a Twitter. Con software libre y montada en GNU, apostaba por la libertad de expresión total y por no robar tus datos. En principio.

Unos cuantos miles de usuarios se pasaron a Quitter en 2014 cuando una influencer publicó un tuit donde abogaba por la libertad de expresión y por mudarse a una alternativa libre. Ella se pasó a Quitter y le acompañaron un buen puñado de usuarios. Sin embargo, la falta de actividad en la alternativa hizo que, al final, todos volvieran a Twitter apenas un año después. Ocurrió algo similar con Mastodon, que en esas mismas fechas trató de ofrecerse como el Twitter amable, libre de insultos. En 2017 apenas contaba con cuatrocientos mil usuarios en todo el mundo. Actualmente se mantiene activa, pero se puede considerar como una red social residual.

 

Tuenti, la caída de la red social española por excelencia

La plataforma Tuenti se puede decir que fue una adelantada a su tiempo.  Nace en el año 2006, cuando Facebook era una total desconocida en nuestro país y estaba orientado hacia un público veinteañero.  En 2009 se convierte en la red social más popular en España con cerca de diez millones de usuarios. ¿Cuál fue el motivo de su caída? Tan sencillo como que toco techo en el momento en el que Twitter y Facebook empezaron a arrasar en el panorama mundial. Ante su previsible caída, sus dueños decidieron vender la empresa a Telefónica, cuyo único fin (reconocido de manera pública), era hacerse con la enorme base de datos que atesoraba Tuenti. Así en 2016 cuando apenas había actividad en la red social, se echó el cierre definitivo.

 

Los datos personales, un espejismo para desbancar a Facebook

 

Precisamente, el problema de los datos personales es algo que también se trató de aprovechar para popularizar otras redes sociales. «Facebook, se te va a acabar el chollo». Ese era el eslogan de Ello creada en el año 2014, una supuesta alternativa libre a la red social por excelencia y que protegía tus datos.

En septiembre de 2014, cuando llevaba unos meses de actividad, en Ello se suscribían 31.000 personas cada hora. Eso fue porque Facebook empezó a solicitar datos reales y nombres verdaderos, lo que hizo que se buscaran alternativas. Eso junto a las polémicas en los medios de comunicación, potenciaron en mayúsculas la migración a dicha red. Pero Ello se quedó en el camino y hoy en día sólo sirve de punto de encuentro para creadores y diseñadores, principalmente del sector textil y publicitario. En términos de social media fue un fracaso.

Y si hablamos de Ello -que se popularizó como «el Facebook bonito»- no podemos olvidarnos de Peach. Se trataba de lo mismo que Ello, pero en rosa y llegó a nuestros dispositivos un poco más tarde, en 2016. Poco más. Se mantiene activa, de hecho, está posicionada entre las veinte primeras opciones en Google Play, pero la realidad es que Facebook no ha notado nada la influencia de este tipo de intentos.

 

El gran error de las nuevas redes sociales

El gran problema de las nuevas redes sociales, quizás, sea que tratan de robarle el pastel a grandes marcas como YouTube, Instagram, Facebook o Twitter. Esto es como el bar donde te reúnes con tus amigos: cambiar es muy difícil, porque siempre acabas yendo donde puedes ver a tus conocidos, salvo que lo que te ofrezcan sea tan rompedor que seas capaz de apostar por ello, como ha sido el caso de TikTok. Pero la gran mayoría acabaron fracasando.

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