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3 de abril, 2018

¿Anonimato en redes sociales? El gran dilema de usuarios y marcas

El nacimiento de Internet supuso, para muchos, la aparición de un lugar donde cualquiera podía expresarse como quisiera sin demasiado temor a unas posibles represalias. Escondidos bajo seudónimos, proliferaron los foreros y opinadores que, en según que casos, hacían un uso brillante de ese anonimato y en otros lo sacaban a relucir de manera bastante cuestionable. Hasta que llegó Facebook y el anonimato en las redes sociales se transformó para siempre. Y quizás ese fue su gran éxito, el de la red social sin anonimato.

Facebook supuso el nacimiento de la primera red social masiva, pero no la primera. ¿Cuál era su novedad? Que apostaba por nombres reales y fotos de los usuarios en lugar de avatares y motes. En Facebook, los usuarios se convertían en marcas y, por eso, utilizaban la red social como un escaparate. Desde el nacimiento de la red, la gran mayoría de perfiles moderan sus palabras, sus fotos y tratan de dar una imagen muy perfilada de sus realidades.

Por eso, para las marcas es tan potente el uso de Facebook como nuevo canal de comunicación y promoción. Porque puedes dirigirte a personas reales de las que, muchas veces, lo sabes casi todo. Al menos, lo que desean y quieren exhibir.

Twitter, en cambio, es el caso contrario. Nació para perpetrar el anonimato en algunos casos y en otros para dar un altavoz a personalidades. Es por eso que es la red social favorita de gente pública, famosos, periodistas y opinadores. En Twitter se trata de anunciar lo que uno realmente piensa, fuera del encorsetamiento social de Facebook, y por eso para las marcas es una red social compleja. Por el contrario, Instagram lleva el modelo de Facebook aun más allá  y YouTube abre un abanico de posibilidades al ser vídeo.

Ahora, sin decirse muy evidentemente, estamos frente a un endurecimiento en la lucha contra el anonimato en las redes sociales. En Facebook, por ejemplo, ya es muy difícil tener perfiles que no sean reales. Otras redes menores fuerzan a sus usuarios a conectar con Facebook para validar perfiles. Y los gobiernos del mundo -el español también- llegan a plantearse cómo acabar con la privacidad para facilitar su tarea de investigación criminal.

En todo esto del anonimato en redes sociales, lo que hemos de plantearnos es si el fin justifica los medios. Es cierto que con perfiles reales y verificados se evitarían crímenes, pero acabaríamos con la privacidad y quizás expondríamos a personas que quieren su parcela íntima. Desde Facebook lo reconocen algunos de sus directivos al decir que, gracias a su profesionalización en conectar personas y hacer el mundo más social, están evitando suicidios o violaciones. Pero del mismo modo pueden provocar problemas muy serios al exponer la privacidad más íntima de algunos usuarios.

 

¿Cómo afecta a las marcas el anonimato en redes sociales?

 

El dilema mayoritario al que se enfrentan las marcas en este terreno es el límite en cuánta información pueden o deben recopilar. En un primer momento, puede parecer que lo ideal es tener el mayor número de datos de los posibles clientes o seguidores de una marca. Las listas de usuarios detalladas son muy válidas para lanzar promociones específicas, ¿pero tiene esto que ver realmente con la privacidad?

Ahora mismo en Internet y en una red social como Facebook -que sigue siendo la gran referencia-, la cantidad de información es descomunal y de manera automática es imposible separar lo realmente útil de lo banal. Y si las marcas pedimos más datos reales para poder hacer mejores perfiles de nuestros clientes, es posible que nos encontremos con un buen puñado de datos inservibles.

Las marcas, en realidad, hemos de potenciar que los usuarios nos ofrezcan sus datos de manera voluntaria: mediante encuestas, promociones o cualquier otra acción porque entonces sí tenemos los datos que nos facilitarán la tarea.

Lo que sí podemos decir que es positivo en el cerco al anonimato en redes sociales es que, al haber cada vez más perfiles reales, los usuarios miden más sus palabras cuando han de desacreditar gratuitamente a alguien. Y eso, para las marcas, es algo muy positivo.

Es por eso que muchas empresas quieren tener mejores reviews y calificaciones en Google Maps o en Facebook, donde la mayoría de usuarios firman con su nombre real. En cambio, en plataformas como TripAdvisor o en los comentarios de tiendas como Amazon el anonimato es realmente válido, si bien es un arma de doble filo: quien quiere dar un dato real negativo o positivo de una empresa sin ser reconocido lo tiene muy fácil, lo que es positivo para los usuarios. Pero es muy difícil controlar los perfiles falsos precisamente por ese anonimato.